دانلود کتاب Ejercitacion del cristianismo
by Soren Kierkegaard [Søren Kierkegaard]
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عنوان فارسی: ورزش مسیحیت |
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Demetrio Gutiérrez Rivero de Ejercitadón del cristianismo [Indø-
velse i Cbristendom, 1850], obra del seudónimo kierkegaardiano
Anti-Climacus responsable también de la igualmente reeditada en
esta serie La enfermedad mortal 1. Se trata, una vez más, de la primera
versión existente en castellano realizada a partir del original
danés, y hasta la fecha la única disponible. La traducción del texto
kierkegaardiano fue originalmente realizada por Gutiérrez Rivero
en 1961, como primer fruto del más amplio y meritorio esfuerzo
individual que lo llevaría a completar un grupo de traducciones,
las cuales aún hasta hoy conforman, pese a sus limitaciones, la más
importante colección de obras de Kierkegaard en castellano.
Kierkegaard combate desaforadamente por recuperar la originalidad
del cristianismo primitivo y la originalidad de la existencia cristiana,
después de haber deslindado las luces de las sombras de los estadios previos
de la existencia en general concreta:
"Mi idea capital era que en nuestro tiempo eí múltiple desarrollo del
saber ha hecho olvidar la existencia y lo que significa la interioridad,
de donde parte el malentendimiento entre la especulación y eí cristianismo.
Entonces decidí volver hacia atrás tan lejos como fuera posible
para iio llegar demasiado pronto a la existencia religiosa, y, con
• mayor razón, a la existencia religiosa cristiana, y de esa manera dejar
las irregularidades a la espalda. Si se había olvidado lo que significa
la existencia religiosa, no menos se había olvidado lo que quiere decir
la existencia humana, y era necesario, ante todo, reencontrarla".
El quehacer sudoroso para los teólogos consistirá en buscar hasta
qué punto la originalidad por él hallada en las fuentes primitivas
desde la insobornable conciencia individual coincide con la originalidad
del cristianismo mismo.
Creo que hay que contar aquí el caso de un intelectual japonés,
Toshio Sakamoto, a quien al borde del suicidio la lectura
de Kierkegaard.le devolvió a la vida y al amor pacífico familiar —que
Kierkegaard también ha descrito como pocos—, y lo mismo a su
esposa Toyo 2. Precisamente hay en este libro dos textos espléndidos
del más aproximado seudónimo acerca de su vocación y tarea, que
no me resisto a anticipar. El primero corrobora el texto anteriormente
aducido y el segundo además manifiesta su decisión de pasar
por loco de una manera primorosamente cristiana:
"Por lo que respecta a mí mismo, en cuanto he ensayado el exponer
todo esto, quizá esté obligado a hacer aquí una pequeña aclaración.
Quizá yo dé a entender posiblemente a veces un tal conocimiento
de la interioridad oculta, del propio sufrimiento de la autonegación,
q.ue quizá alguien pueda pensar que yo —aunque en la medida adecuada
a un hombre— sea uno de «aquéllos», uno de los hombres nobles
raros. Éste está muy lejos de ser el caso. Lo que sucede es que he
llegado a poseer de una manera extraña, y no precisaínente a causa
de mis virtudes, sino más bien de mis pecados, una sabiduría puramente
formal acerca de los secretos de la existencia y de la plenitud
misteriosa'de la existencia, que, desde luego, muy pocos tienen. No
me alabo por ello, puesto que no es a causa de mis virtudes. Mas
procuro lealmente emplear todo este saber en el esclarecimiento· de
lo verdadero humano, y —humanamente— del verdadero bien,. Y,
además, empleo todo esto para en lo posible hacer caer en la cuenta
•de lo santo — aunque respecto de lo mismo he de añadir a renglón
seguido que ningún hombre lo puede comprender, que respecto de
ello se empieza y se termina con la adoración3.
Yo no encontraba ningún convento donde poderme refugiar, buscando
un contorno que de alguna manera correspondiese a mi ocupación
interior. Por eso escogí la única salida que quedaba para mí
en la cristiandad: el aparecer como el más superficial de todos, eí
«hacerme un loco en el mundo», para en este serio mundo poder,
sin embargo, salvaguardar al máximo lo que ocultaba en mi interior
más íntimo, un poco de seriedad, y para que esta interioridad pudiera
conseguir la paz del ensimismamiento para crecer en silencio.
Viviendo de este modo, he aprendido, cabe la vacua superficialidad y
satisfecha confusión de los hombres, lo que quizá así se pueda aprender
mucho mejor que en el desierto y en el silencio de la noche; con
esta vida en medio del tumulto humano, con esta, si se quiere, falsa
vida —pues en verdad yo ocultaba otra cosa en mi interior más íntimo,
mas lo que yo ocultaba era lo mejor, y nunca jamás he engañado
de tal manera que me haya hecho mejor de lo que era—, con esta
vida en medio del tumulto humano aprendí a comprender la tremenda
verdad de que el rigor es lo único que puede ayudar.
Esta ha sido mi arma. Mas yo no tengo ningún poder, ni de
soldados m dé otra especie; no tengo ninguna relación de poderío,
absolutamente ninguna influencia o poder sobre el destino de los
demás; soy entre todos el más solitario, y, entendido mundanamente,
el más impotente. Si se emplea el rigor se exaspera fácilmente a
los hombres; por eso quien ha de usar del rigor acostumbra primero
a asegurarse el poder. Ni puedo ni deseo emplear el rigor de esta
manera; pues no deseo dominar, solamente deseo servir a la verdad
o, lo que es lo mismo, al cristianismo."
Kierkegaard resulta el primer aplastado por su crítica, sabe que
tiene que ofrecerse a hacerla como víctima destinada.
Es un martirizador mártir. Nadie como él ha sido heroicamente fiel,
en tales circunstancias insospechables, a un sacrificio
que solamente podía revelarse en su plena rectitud y propósito a su
solitario corazón, más solitario, fuera y dentro, cuanto más se hundía
en su tarea. Pero su corazón no estaba absolutamente solitario,
estaba absolutamente acompañado. Él amaba, amaba como pocos
han amado. Es el secreto hondo de su obra hecha, manifestado solemnemente
a su casi único amigo Emil Boesen a la hora de morir:
"Sí, saluda a todos Ios. hombres.de mi parte, diles que a todos sin
excepción los he amado mucho,, y diles que mi vida ha sido un gran
sufrimiento, desconocido e incomprensible para, los demás; todo
aparentaba que era soberbia y vanagloria, pero no lo era".
Estos amores y este secreto eran la fuerza de su soledad y la
verdadera alma de su crítica. Era necesario que un hombre al fin no
callase, y este hombre a costa de su fama y de sus otros amores no
calló en favor de un amor que iba desapareciendo, y creó una obra
bien hecha que no podrá ser abatida ni por sus propios defectos ni
por los ataques de la autodefensa más seria, porque esos defectos
y esos ataques brotan de y chocan con la instancia más noble hecha
vida. Y además no siempre su ironía era artificiosa, ni su crítica
despiadada, ni su humor malhumorado, sino que todo esto era lo
que le sobraba a la genialidad de su ironía artística y fino humor y
a los nobles y certeros motivos de su crítica, y lo segundo es lo que
prevalece. Cuando no estamos en el centro de su dardo, nos gana
para una risa sana de verdad, q para una tristeza que no se lleva el
viento, porque el dardo no se clava en lo puramente ridículo, sino
en uno de esos muñecos o realidades históricas muñequiles que nos
rodean y que tienen mucho más de trágicas que de cómicas.