جزییات کتاب
Adolf Eichmann fue el principal responsable del transporte de los judíos que vivían en el ámbito de dominio alemán a los campos de exterminio masivo. En esta carta abierta a su hijo Klaus, Günther Anders se enfrenta con la pasión que le es propia a este retazo ignominioso de nuestra historia y llega a la conclusión de que no es cosa del pasado, pues todos nosotros somos hijos del mundo de Eichmann: el de las máquinas de exterminio, cuyos monstruosos efectos sobrepasan nuestra capacidad de representación. Esto comporta el peligro de que, sin resistencia y sin conciencia, funcionemos cual engranajes de esas mismas máquinas, de que nuestra fuerza moral desfallezca frente a su poder y de que cada uno de nosotros se convierta en otro Eichmann. Para la reedición de la carta en cuestión, motivada por determinados acontecimientos de la actualidad, Günther Anders completó el texto original con una segunda carta a Klaus Eichmann en la que afirmaba: «Es cierto —lo cual fue bastante horrible— que durante años Stalin permitió que se produjeran innumerables víctimas. Sin embargo —y no tenemos derecho a ocultar esta diferencia—, a Stalin jamás se le ocurrió la idea de una liquidación industrial de masas humanas, o más exactamente, la idea de una producción sistemática de cadáveres, tal como Hitler y su padre hicieron realidad. Ni uno solo de los historiadores alemanes que, adoptando un punto de vista parcial, han par-ticipado en la "Disputa de los historiadores", ha osado imputar a Stalin algo similar...».
Günther Anders (1902) se doctoró con Edmund Husserl en 1923. Diez años más tarde emigró a París y en 1936 se trasladó a América. Vive en Viena desde 1950. Es "probablemente el más agudo y lúcido de los críticos del mundo tecnificado", en palabras de Jean Améry. Su obra maestra es Die Antiquiertheit des Menschen.