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Describir lo que fue la vida cotidiana en la España del Siglo de Oro en tan escasas páginas como imponen estos Cuadernos no es fácil. En primer lugar, por la propia extensión cronológica del Siglo de Oro, que abarcaría desde 1519 a 1648 (como quiere Bennassar) o 1665 (como quiere Defourneaux). Y en segundo lugar, por la complejidad del concepto vida cotidiana. Tradicionalmente bajo este rótulo se escondían todos los aspectos relativos a la cultura material y las costumbres que configuraban el modo de vida de los hombres y mujeres de tal o cual época, y ello expuesto a través de un rosario de anécdotas que tendían a glosar, ya el casticismo hispánico (Deleito Piñuela sería el mejor ejemplo) el exotismo folclórico (las abundantes opiniones de los viajeros extranjeros). Hoy, la preocupación sociológica ha pluralizado los modos de vida, demostrando la multiplicidad de opciones vitales que la pertenencia a tal o cual clase social o ofrecía, extendiendo, en suma, el interés por la vida cotidiana, antes sólo polarizado en las élites privilegiadas, a todas las clases sociales. Por otra parte, la irrupción de la antropología en el ámbito de la historia ha supuesto la ampliación del objeto de a vida cotidiana a todo el conjunto de pautas de conducta y valores, que engloban las mentalidades, el inconsciente colectivo cuyo interés tanto ha propagado la última historiografía francesa (Le Goff, Ariès, Vovelle…). Se ha acentuado, además, la insistencia en lo cotidiano, entendiendo por tal lo normal, o habitual, lo frecuente, desechando el viejo morbo de lo curioso o lo extraño. Asumiendo estos criterios hemos analizado la vida cotidiana en la España del Siglo de Oro. En este Cuaderno exponemos el sistema de valores que configuraban la mentalidad de los españoles de aquella época: su percepción del espacio y el tiempo y la conciencia que tenían de su identidad individual (cuerpo, sexo, honor) y su identidad colectiva (familia, jurisdicción, nación). En el siguiente (el número 130, que aparecerá la próxima semana) analizamos la proyección vital de las diversas clases sociales en los ámbitos de la cultura material (alimentación, vestido, vivienda) y del régimen educativo, siempre entre la alternativa radical del sentido lúdico y el sentimiento trágico de la vida.