دانلود کتاب Ni patriotas ni realistas. El bajo pueblo durante la Independencia de Chile 1810-1822
by Leonardo León
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عنوان فارسی: نه میهن پرستانه و نه واقع بینانه. |
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clases – mercaderes y terratenientes divididos entre sí respecto del sistema que
se debía implantar para dominar, controlar y someter a la plebe– más que en
la legitimidad del nuevo sistema impuesto en el país, o en el resurgimiento
de viejas tradiciones políticas municipales. No nos interesa adentrarnos en
ese denso fango que crea el problema de la gestación de la nacionalidad y
de fortalecimiento de las virtudes que constituyen al nuevo ciudadano. Gran
parte de esa explicación obedece a una conceptualización rígida que pretende
esquivar los hechos más fundamentales. El supuesto teórico que está en la base
de este libro fue enunciado por Grinor Rojo: “no es posible implementar una
práctica política de izquierda basándose en una epistemología de derecha”329.
Instalar a la plebe como un activo protagonista histórico durante esos años es
el punto que marca la diferencia entre esta obra y los libros consultados en esta
sección; no menos importante es la revisión de los registros documentales en
busca de los elusivos sujetos populares, lo que también establece una distancia
sustancial entre esta interpretación y los textos analizados. Se podría pensar que
la diferencia es sutil, pero creemos que ese es el giro epistemológico que marca
la diferencia en el examen de la subjetividad de los actores y en la efectividad
de los dispositivos de dominación. Así como ya no se puede argumentar que la guerra civil tuvo sus orígenes en la invasión napoleónica, en los efectos
de la Ilustración o en el impacto de la Independencia de Estados Unidos de
Norteamérica, también pensamos que no se puede reducir un fenómeno tan
complejo a la rivalidad hispano-criolla o a la carencia de algunas libertades
comerciales o cargas tributarias que obstaculizaban el desarrollo económico.
Tampoco se pueden tomar las muestras de antipatía o animadversión aristocrática hacia los plebeyos, como si fuesen hechos que tienen una explicación
en la biografía de los personajes o en sus preferencias ideológicas. En esta
obra, planteamos que se trata de expresiones que surgen en el contexto del
conflicto social y con un trasfondo de enfrentamientos que se remontan más
allá de la coyuntura de desgobierno creada por la guerra en la Península o la
invasión inglesa al estuario rioplatense.
La guerra civil que asoló a Chile tuvo su origen en el afán de poder que
exhibió la clase aristocrática y en su profundo temor a la plebe. A esto se suma
el interés del patriciado santiaguino de monopolizar el proceso, produciendo
un serio quiebre con las elites regionales. La guerra civil, desatada en el momento mismo en que la Junta Nacional de Gobierno realizó la convocatoria
al Congreso de 1811 y cuando se declaró que no se aceptaría la injerencia de
‘extranjeros’ en la resolución de los problemas que afectaban a la capitanía,
dividió al patriciado entre monarquistas y republicanos; en esos momentos, lo
que estaba en juego era la permanencia del antiguo sistema monárquico, que
había permitido el afloramiento de las clases populares durante casi dos siglos
de tolerancia hasta el punto en que ésta manifestó su insubordinación, o su
reemplazo por un sistema de control y dominación más eficiente y adecuado
a los nuevos tiempos. Planteamos que la aspiración de ejercer mayor control
sobre los plebeyos fue el principal objetivo de insurgentes y constitucionalistas.
Desde esta perspectiva, los pobres no fueron meros observadores de la feroz
guerra civil que dio nacimiento a la república ni tampoco fueron un apéndice
que se convocaba de tiempo en tiempo para inclinar la balanza a favor de uno
de los grupos combatientes. Por el contrario, más que ausentes o indiferentes,
los plebeyos fueron los enemigos de la revolución patricia.
En síntesis, afirmamos que el golpe de Estado de 1810 fue realizado por el
patriciado para impedir la movilización social que estaba a punto de desatar el
populacho santiaguino en alianza con el gobernador Antonio García Carrasco.
Desde esta nueva perspectiva, nuestra intención consiste en tratar a los pobres
como protagonistas de una historia social, de conflictos y contradicciones, que
la historiografía ha amagado. Ni los símbolos, ni las medallas, ni las banderas,
tampoco las guerras, ni los vocablos ambiguos, tales como soberanía popular,
pueblo o patriotas, por citar los más sobresalientes, logran borrar la realidad
más contundente del período: que el bajo pueblo chileno no fue “ni patriota ni
realista”, sino que siguió siendo lo que siempre había: un hervidero humano,
autónomo e insumiso, procreado durante largos siglos de soberanía social,
independencia económica y mezcla cultural.