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Aquella memorable iniciativa de Eugenio Espejo de publicar el 5 de enero de 1792, en las postrimerías del régimen colonial, Primicias de la cultura de Quito, el inicio del periodismo en el Ecuador, fue replicada treinta y seis años después en Cuenca, cuando fray Vicente Solano puso a circular El Eco del Asuay (sic), el primer periódico que salió a la luz en nuestra, aún balbuciente, vida republicana. Era el domingo 13 de enero de 1828, días en los que bullían las ambiciones y tambaleaba la Gran Colombia. Se trataba de un impreso en folio de cuatro páginas a dos columnas de edición clara y limpia y en cuya primera página ostentaba un epígrafe tomado de una frase de Rousseau que decía: Ce n´est pas assez de dire aux citoyens: soyez bons; il faut leur apprendre à l´être. (No basta decir a los ciudadanos: sed buenos; es necesario enseñarles a serlo). Era evidente que en la naciente república corrían nuevos aires: los ideales de la Ilustración habían permeado en la mentalidad de los nuevos líderes de la sociedad. El periódico de Solano fue conocido y apreciado por Bolívar y varios de sus artículos reproducidos en Bogotá, Cartagena y Lima.