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Prólogo: Argentina - Todavía los 70s/.../Se vuelve a juzgar a los militares que combatieron a los terroristas, y todo el esfuerzo estatal está abocado a mantener vivo el relato oficial de aquella tragedia argentina. Para que se entienda bien: En los últimos 30 años, la democracia Argentina juzgó a los principales responsables militares y guerrilleros de los años 70. Luego los encarceló. Más tarde los indultó. Salieron en libertad. Después la democracia argentina declaró inconstitucional los indultos, pero solo los indultos de los militares. Y entonces volvió a encarcelarlos, para juzgarlos con tribunales especiales luego y condenarlos con condenas casi calcadas.De un plumazo el relato oficial escondió a los terroristas de la historia violenta que Argentina sufrió en los años 70.Es casi imposible conseguir una entrevista con algún militar detenido por el régimen kirchnerista en Argentina. Todo periodista que se aboca a la misión de hacer los trámites para acceder con cámaras o grabadoras a las cárceles donde los militares argentinos (la mayoría mayores de 70 años y con serias afecciones crónicas de salud), choca con una pared infranqueable levantada con duros ladrillos de intolerancia. Los jueces no permiten entrevistas, y los organismos de derechos humanos que monitorean los juicios políticos y a los militares detenidos, han levantado un pesado cerco imposible de sortear.En el mientras tanto... suceden actos y sucesos que se asemejan y mucho a crueles amenazas contra quienes intentan saltar el cerco. Para muestra basta un botón. A fines del año 2012, el jefe del Servicio Penitenciario Federal de Argentina, el Dr. Víctor Hortel, se apersonó cámara de fotos en mano en las habitaciones de varios militares argentinos presos. Alguno de ellos inválidos. El Dr. Hortel sacó fotos de las habitaciones y unas semanas más tarde esas fotos aparecieron publicadas en una conocida Revista de relato oficial. Miedo.Cada vez que alguien sortea el cerco y logra hablar con los militares detenidos, sus condiciones carcelarias se vuelven más duras y arbitrarias.Así las cosas, muchos de los familiares y amigos de los presos políticos (así se sienten y se autoproclaman los militares argentinos presos) han elegido el silencio. Un silencio que yo mismo he intentado sondear. Al principio creí que el silencio de los familiares de los militares presos de Argentina era un silencio que susurraba vergüenza. Años de estigmatización en el relato podrían haber dejado esa huella. Con el tiempo entendí que el silencio de muchos presos políticos de Argentina y sus familiares, grita una sola palabra: Miedo.Y con casi treinta años de democracia ininterrumpida en Argentina, el miedo es un estadío peor que la vergüenza. Después de todo, la vergüenza es un sentimiento personal, es de uno... pero el miedo es, en este caso, un sentimiento ocasionado por las actitudes y las represalias de los que desde hace años detentan el poder en Argentina.Represalias, quita de beneficios como las prisiones domiciliarias, endurecimiento en los regímenes de visitas, problemas laborales etc. son una constante en los familiares de los militares presos de los mismos militares que están detenidos por haber combatido al terrorismo en Argentina.Un gran pensador, compatriota del autor de este libro, dijo alguna vez: “Uno es uno, y sus circunstancias”. Una gran verdad que parecen haber olvidado los arquitectos del relato oficial de Argentina sobre la violencia vivida en los años 70.Los hacedores oficialistas del relato setentista en Argentina, han obviado con premeditación y alevosía las circunstancias. Se han salteado especialmente la perspectiva histórica.Años de arquitectura construyendo un relato obtuso de la historia, han parido una generación de “demócratas” que creen correcto cercenarle el decir a una persona.Por eso, en las actuales circunstancias de Argentina, que un periodista se haya atrevido a entrevistar en su lugar de detención al General Jorge Rafael Videla, ex presidente de facto de Argentina, ha sido visto en el seno del Poder de Argentina, como un acto de extrema osadía.Haber entrevistado a un personaje central de los años setenta de nuestro país, ha sido una afrenta imperdonable hacia todos aquellos que desde hace años militan en esconder la “otra parte de la verdad”. Y a fuerza de ser sinceros, también ha sido un acto de valentía la decisión del General Videla de consentir la entrevista.La valentía de Ricardo Angoso periodista, ha sido para ese espacio de Poder de la Argentina un “sapo” difícil de digerir. De ahí la desmesurada repercusión en el seno del Poder, y esa impostura sobreactuada alegando una preocupación que no es tal. Hasta la presidenta de Argentina, Sra. Cristina Fernández viuda de Kirchner, hizo varias veces alusión a la entrevista que Ricardo Angoso le realizara al General Videla.Luego de publicado el reportaje, Ricardo Angoso vivió en carne propia el escarnio de los “demócratas” argentinos, que rápidamente le enrostraron haberle dado voz a un “personaje tan siniestro”.Angoso, Periodista de raza, contestó con una obviedad olvidada en estas latitudes: “Que alguien entreviste a alguien, o escriba sobre alguien o hable sobre alguien no significa directamente que esté tomando partido. Yo creo que un periodista tiene que escuchar a todas las fuentes, y desde luego un flaco favor le haríamos al periodismo si solamente escucháramos a una de las fuentes o a una de las partes implicadas en un conflicto.”Este libro es un libro esencial para entender mejor los años setenta de Argentina y de América. Nobleza obliga, agradezco al periodista Ricardo Angoso, pues nos ha facilitado lo que otros nos han querido ocultar... el revés de la historia oficial, contada directamente por uno de sus principales protagonistas: El General Jorge Rafael Videla. /.../