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En el prólogo a esta Prosa completa de la mítica poeta argentina Alejandra Pizarnik, Ana Nuño nos habla de este libro imprescindible y esperadísimo en los siguientes términos: El interés que presenta esta edición, respecto del ominoso imperativo de la novedad editorial, es triple: ofrece una ordenación cronológica de un material que en su momento fue recogido en volumen, tanto en Argentina como en España; rescata textos, sobre todo mas no exclusivamente, de crítica literaria de la autora, publicadas originalmente en revistas literarias de difícil consulta, y da a leer este conjunto como un todo, lo que permite subrayar la coherencia y correspondencias múltiples entre prosa de creación y prosa ensayística, por un lado, y, por otro, el conjunto de la prosa y la obra poética. Conviene destacar dos aspectos de la prosa de Pizarnik. Los relatos, en primer lugar, cuajados de motivos y figuras recurrentes enla obra poética: la seducción y la nostalgia imposibles, la tentación del silencio, la escritura concebida como espacio ceremonial donde se exaltan la vida, la libertad y la muerte, la infancia y sus espejismos, los espejos y el doble amenazador. Importa menos, en este sentido, la extensión de los relatos que la intensa concentración en ellos de un trabajo de escritura que busca exaltar los poderes del lenguaje. Este es (y no la muerte o la locura o el suicidio) el gran motor de la obra de Pizarnik.--Alejandra Pizarnik nació en Buenos Aires, el 29 de Abril de 1936, en una familia de inmigrantes de europa oriental. Estudió filosofía y letras en la Universidad de Buenos Aires y, mas tarde, pintura con Juan Batlle Planas. Entre 1960 y 1964, Pizarnik vivió en París donde trabajó para la revista "Cuadernos" y algunas editoriales francesas, publicó poemas y críticas en varios diarios, tradujo a Antonin Artaud, Henri Michaux, Aimé Cesairé, e Yves Bonnefoy, y estudió historia de la religión y literatura francesa en la Sorbona. Luego de su retorno a Buenos Aires, Pizarnik publicó tres de sus principales volúmenes, "Los trabajos y las noches", "Extracción de la piedra de locura" y "El infierno musical", así como su trabajo en prosa "La condesa sangrienta". En 1969 recibió una beca Guggenheim, y en 1971 una Fullbright. El 25 de septiembre de 1972, mientras pasaba un fin de semana fuera de la clínica siquiátrica donde estaba internada, Pizarnik murió de una sobredosis intencional de seconal.