دانلود کتاب El Perro y Su Mundo

PRÓLOGO
Si el perro es "el mejor amigo del hombre"", también el hombre puede ser "el mejor amigo del perro".
Esto no es válido para todos los hombres, por cierto, o por lo menos no lo es todavía para todos:
creencias, tradiciones, prejuicios, pero más que nada la ignorancia, impiden que la compasión
por los sufrimientos de todos los animales vaya unida a un conocimiento de la particular sensibilidad
del perro, único ser que se confia sólo al hombre y lo hace plenamente.
El perro goza o sufre no sólo en la medida en que consigue satisfacer sus necesidades elementales,
sino también en tanto puede expresar su enorme carga afectiva y verse recompensado de un modo
que le sea comprensible: y es un ser capaz de aprender lo que consigue captar y de modificar en consecuencia
la propia conducta. Pero sus reflejos son distintos de los del hombre, las correlaciones de
"causa y efecto son diferentes en nosotros y en él. su lenguaje no es el nuestro; y el hombre debe
aprenderlo, si quiere hacerse entender, si quiere que sus enseñanzas lleguen al fin propuesto y que
sus objetivos se cumplan: enseñanzas y objetivos que el hombre debe orientar más al interés de su
fiel compañero que al suyo propio. La generosidad, cualidad de la que el hombre —a pesar de todo -
es más capaz que cualquier otro ser. tiene mucho que ver en esto.
El segundo volumen de esta Enciclopedia espera a ser, precisamente, una guia segura y profunda
para el conocimiento tanto del perro "en si", examinado con independencia de toda relación con el
hombre en sus componentes anatómicos, fisiológicos, psicológicos, como de las manifestaciones que
el hombre suscita en el perro y que derivan de la domesticación. En consecuencia, una guia para el
cuidado del perro y para el logro de un mayor entendimiento con él. También quiere ser un análisis
de la medida en que el hombre penetró en el mundo del perro, asi como de la profundidad con que el
perro se incorporó al mundo del hombre; qué papel desempeñó en el tiempo, cual es el que cumple
en la actualidad, y cuál es justamente el que compete a quien lo haya entendido verdaderamente.
Queda bien claro pues, que no existe el propósito de humanizar a un animal atribuyéndole facultades
y sentimientos que no tiene. Todo fetichismo es un error: un perro es un perro, no un hombre.
Aunque viva junto al hombre tiene, como se verá, un mundo propio construido y condicionado por
sus sentidos, instintos, procesos mentales; un mundo impensado y sorprendente en el que el hombre
interviene y asume una parte importante, pero un hombre percibido y concebido por él, y por cierto
reducido y transformado.Pese a todo lo que se haga por convertir a un perro en la caricatura de un niño,
seguirá siendo perro, por suerte: encerrado en los limites y en las cualidades que son suyas y que por lo demás son las que hacen que se lo quiera.